martes, 30 de octubre de 2012

Historias



El pasado  26 de octubre, el equipo base de el proyecto de la película, tuvimos una reunión, con el fin de poner en común historias para crear un hilo conductor para la película.
A continuación vereis mis propuestas.
No olvidéis pasaros porel blog de la peli y leer todo lo que allí se cuenta, sin nada más, me despido de todos vosotros.

La autora.


Historia 1, o de cómo te enteras de que no lo has visto todo.
Jorge y Martín viven en Blanca, amigos desde siempre, se conocen el pueblo como de si de su palma se tratara. Un día, en clase, oyen murmullos de sus compañeros, e irresistiblemente, se acercan y escuchan. Paula, una compañera de clase, relata cómo, en el parque de las cuevas, un parque muy conocido en el lugar, el ayuntamiento había empezado unas obras con el fin de embellecer dicho parque. Las obras, centradas en el mantenimiento de las cuevas, han sido el punto clave de todos los chismorreos del pueblo, y es que en esas cuevas se han encontrado dibujos en la roca, que parecían ser muy antiguos. Paula, que seguía contándoles a sus compañeros, cuenta cómo un día, aprovechando que los obreros no se encontraban allí, entra en la cueva y ve con sus propios ojos esos extraños dibujos, como salidos de otra era. Tan extraños, que no puede hacer otra cosa que no sea salir de la cueva asustada.
Jorge y Martín, osados por naturaleza, deciden ir aquella misma tarde al parque y ver con sus propios ojos los dibujos de la cueva. Cuando llegan, los obreros están trabajando dentro de la cueva, y parece que se les ha chafado el plan cuando se les ocurre una idea. Reúnen un buen puñado de  hojas secas caídas de los árboles, y les prenden fuego. Ambos gritan “¡Fuego, fuego!” tan alto como sus gargantas se lo permitían. Al oír los gritos, todos los trabajadores abandonan sus puestos de trabajo para ver qué ocurre, mientras Jorge y Martín, escondidos los ven salir hacia el pequeño incendio, y avanzan sigilosamente hacia la cueva.
Paso a paso, van entrando, y logran ver los extraños dibujos. A sus ojos son simples líneas, pero en esa cueva, tomaban un significado más aterrador. Acercándose más, tocan delicadamente uno de los dibujos, la humedad de la cueva es tal que piensan que se han manchado de algo, miran sus manos y se encuentran manchas de pintura. Tal vez, al fin y al cabo, todo haya sido una broma de algún vecino, piensan, pero sus pensamientos se ven interrumpidos por pasos en la cueva, que se alejan de ellos. Martín y Jorge salen decididamente tras el sonido de pasos, sumergiéndose más en la cueva. Siguen andando, hasta que encuentran una luz, ninguno de los dos jóvenes sabía que había una salida diferente, pero siguen andando, disfrutando de la adrenalina que les recorría el cuerpo. Cuando salen, los dos amigos paran de golpe, al borde de una caída que los hubiera matado. Miran alrededor, están sobre una montaña. Extrañados, y ya olvidando lo que les había llevado allí. A sus espaldas, un castillo se levanta sobre la montaña. […] Han cambiado de época, ahora se encuentran en Blanca durante la ocupación musulmana, cuando el pueblo era conocido como Negra. En ésta época viven diversas aventuras huyendo de los musulmanes, hasta que un día, vuelven a entrar por donde han salido, volviendo al siglo XXI, a la Blanca actual, saliendo de la cueva. Allí, se encuentran con los obreros que vuelven de apagar las hojas secas. Felices de volver a su época, Jorge y Martín saludan a los obreros, que se extrañan de verlos salir. Les apremian para que se vayan, y ellos, felizmente lo hacen, pero no sin una sonrisa al recordar todo lo que ambos  han vivido.

 
Historia 2, o de cómo no te debes fiar de una sirena.
Blanca, un pequeño pueblo rodeado de montañas, esconde un terrible secreto. En su río se encuentran unos seres temibles. Estos seres son bellas sirenas, mitad mujeres mitad peces, que aterrorizan al pueblo por más de varios siglos. Estas sirenas, hicieron un pacto con los primeros habitantes, por lo que cada veinte años, le serían entregados dos niños a cambio de no atacar el pueblo. ¿Cómo una sirena puede atacar a un pueblo, cuando no pueden salir del agua? Buena pregunta. Estas sirenas poseen una voz, que usada para el mal, produce un dolor terrible a las personas. No mata, pero es muy molesto, y lo es más cuando las sirenas no obtienen lo que quieren. Su belleza no es eterna y  roban la juventud a los niños sacrificados. Su poder es tal, que todo el mundo se cuida de no acercarse al río ni lo más mínimo. No confían en la palabra de estos seres.
Un día, cuando se cumplen veinte años del último sacrificio, se sortea qué niños van a sacrificarse. Luis, hijo del panadero y Sofía, hija del alcalde, son seleccionados para ser sacrificados. Como ocurre cada veinte años, los padres de los niños seleccionados sufren al ver que sus hijos van a ser arrojados al río, al encuentro de las sirenas. Los padres y los niños se despiden, y éstos últimos se sumergen en el río. El agua es helada y sus cuerpos se entumecen. En el agua empieza a removerse a su alrededor, y una de las sirenas los arrastra río abajo. Los niños, asustados, gritan, lloran y se retuercen entre los brazos de la sirena. Cuando han llegado al pantano, la sirena les suelta y dice con voz estridente, “¡Huid niños, huid!”. Luis y Sofía nadan hasta la tierra y salen del río.  Tosen y se sacuden el agua de la ropa. La sirena los mira desde el agua y los ve huir, Luis la mira, pero sigue avanzando.
En una zona boscosa, ambos niños se esconden, con la idea de fugarse y no ser jamás encontrados, pero Luis no entiende que ha sucedido, y quiere averiguarlo. Sofía se enfada con él, “¡Estamos vivos y eso es lo que importa!”. Pero Luis quiere saber que ha llevado a esa sirena a liberarlos. Día a día, baja al pantano, escondido entre arbustos, para observar a las sirenas. […] La sirena que los salvó es buena, no compartía la afición por la belleza eterna, ni por robarles la juventud a niños. La sirena le cuenta a Luis su punto débil para que las destruya. Mientras las sirenas gritan y aterrorizan al pueblo porque no han encontrado a los niños, Luis y Sofía vuelven al pueblo para contarles a todos como derrotar a las sirenas. Cuando han conocido el secreto, todos van a por las sirenas y las destruyen. Pero Luis intercede por la sirena que les salvó, y les pide que la dejen vivir. El pueblo accede y le deja habitar el río, no sin condiciones. […] La sirena que les salvó, guarda un secreto, y es que puede salir del agua, y cuando su cuerpo está  totalmente seco, por arte de magia le salen dos piernas. La sirena es malvada, y bajo su apariencia de mujer fuera del agua, mata.






sábado, 27 de octubre de 2012

Capítulo 15: Silencio #Bandida

El cuerpo de Kate se contraía ante el sonido de las gotas que caían del techo. Su sonido creaba un eco que se distribuía a través de todas las galerías. Garrett caminaba delante de ella con su alma en ristre, guiándole el camino.

Habían entrado en las galerías usadas como almacén, estaba desordenadas y los alimentos de desperdigaban por el suelo, en mudo testigo de lo que había sucedido.
No se habían detenido en el lago, si no que habían ido hasta las cuevas a masacrar al resto. Mujeres y niños  víctimas. Biggs se había propasado, era toda una masacre atentar contra las personas inocentes que allí habitaban.
No habían encontrado ninguna persona entro de las paredes, ni fuera. Tampoco se habían encontrado con ningún cuerpo sin vida. Aquello era totalmente extraño.

Más pasos, un par de giros y llegaron a la galería de las habitaciones. Paseando la vista por la estancia Garrett pudo observar que todas las filas de catres se hallaban en el  mismo lugar, lo que faltaban eran las pocas pertenencias de la gente.
¿Había habido allí una masacre como él se esperaba? No lo parecía, a parte de la falta de víctimas sin vida tampoco había rastros de sangre, atestiguando lo sangriento de la ocupación. ¿Qué había pasado?
Lentamente una idea acababa de hacer aparición. ¿Eran rastro de lucha lo que había observado o era un alboroto propio a la huida? La falta de signos de violencia apoyaba esta idea. Pero no podía pensar en eso, eso daba esperanzas. Si habían huido, estaban a salvo.

-¿Qué ha pasado aquí? –dijo titubeante Kate al entrar en la distancia. -¿Dónde están todos?
-No lo sé, ¿en qué piensas?
Kate quedó callada, todo era muy extraño.
-Es muy extraño, no han dejado nada.
Y entonces Kate se dio cuenta, sonrió y saltó de alegría.
-¡Sólo han huido, están bien!
-No lo sabemos, han podido irse amenazados.
-Da igual, ¡están vivos! ¡Eso es lo que importa!
La alegría dio paso a una descarga de adrenalina por el cuerpo de Kate, quien abrazó a Garrett por la felicidad del momento.
-¡Tenemos que encontrarlos! ¡A  Maggie, a papá…!
-Sí, lo haremos, pero antes tenemos que salir de aquí -dijo Garrett.

*****

Cargaron con toda la comida que pudieron cargar sus manos y llenaron dos petates hasta el borde. Ya no había ningún caballo en las caballerizas de detrás de las montañas, se lo habían llevado todo.

Volvieron al caballo y montaron. Esta vez se dirigían al escondite de Biggs.

Garrett cavilaba acerca de la razón por la que todo el mundo, había abandonado su hogar sin dejar rastro, sin señales de violencia, ¿acaso había sido todo programado? No, definitivamente no. No podía ser tan ruin como para pensar eso, pero ¿acaso no era eso hacia lo que apuntaba todo? ¿Habían preparado todo esto para huir? ¿Y el tiroteo causado en el lago? Garrett vio gente morir, sangre, dolor y sufrimiento. Eso no podía haber sido fingido, pero ¿preparado? ¿Habían sido capaces de prepararlo todo y hacer que gente inocente muriera?
No se le ocurría ningún nombre, nadie le venía a la cabeza. Y eso sólo significaba una cosa, que o bien se equivocaba  en todos sus pensamientos y que había pensado mal sin razón, o bien que no conocía tan bien como pensaba a su familia.

Kate estaba extasiada, contenta e ilusionada. Con sólo imaginarse que volvería a abrazar a su querida hermanita le hacía encogerse el corazón, la alegría de volver a sacudir la cabeza de la pequeñaja y de besarla y abrazarla.
¿Estaría su padre también? Su padre, que lo hubiera dado todo por sus hijas, no dejaría que les pasara nada a ninguna. Seguro que estaba con Maggie, asegurándose de que estuviera bien.

Y con ése pensamiento Kate se recostó sobre el cuerpo de Garrett, éste rodeó con su brazo la cintura de ésta y acercó su cara a su cabello. Inhaló la suave fragancia y besó su coronilla. Ella ladeó su cabeza para que quedara posada sobre el pecho de éste, y sintiendo los latidos del corazón de Garrett, cerró los ojos.

Volvían a ponerse en camino, pero esta vez su destino era diferente. Ahora su horizonte se desdibujaba con más facilidad, la guarida de Biggs les esperaba.

_____

Y éste es el capítulo 15, muchas gracias por vuestras visitas, un besazo!!

jueves, 25 de octubre de 2012

Fotografías

El pasado día 22 de Octubre, durante una reunión de los que vamos a hacer la pelicula en Blanca ( Blog de la película) subimos al Castillo y a la Virgen, para realizar fotografías de los parajes del pueblo.
A continuación, algunas de las fotografías que hice:

 La vista de Blanca es hermosa, a lo lejos se ve el Alto del Palomo, barrio donde yo vivo.

 El río divide lo que es Blanca pueblo, de mi barrio, Alto del palomo.




 La verdad es que los "parches" que se hicieron en la reconstrucción del castillo, lo afearon una barbaridad.




 En esta fotografía aparece Ana (Blog de Ana).


 Éstos son algunos de los que colaboramos en la pelicula, de izquierda a derecha son: Johann, Mariángeles, y los nombres de los niños todavía no me los sé.









La verdad es que fue un día espléndido, hacía sol y fresquito, perfecto. Pero no eché fotos desde la Virgen, porque paré a descansar un buen rato.

MAÑANA VIERNES NUEVO CAPÍTULO DE #Bandida.

Banner



CÓDIGO: <a href="masdificilesdedecir.blogspot.com" target="_blank"><img src="http://crearbanner.com/banners/712435974041.jpg" border="0" width="300" height="300" /></a>

Ése es el código para que enlacen mi banner en su blog. Bloggueros y bloggueras, si colocáis mi banner en vuestro blog, yo pondré el vuestro. Si es muy grande, haré otro más pequeño.

¡Ánimate!

Si eres un bloggero/a que ya ha puesto mi banner y quiere que yo ponga el suyo en mi blog, deja un comentario en este post, y contesto!!

sábado, 20 de octubre de 2012

Noticia importante #Bandida

Habiendo superado a las 1000 visitas, toca cumplir con lo prometido.
Y es que #Bandida, como todo lo bueno, tiene un final, que con cada capítulo se va acercando más y más. La noticia buena de todo esto, es que aunque #Bandida termine la historia no acaba con ella, la historia sigue. 
Y es que ya estoy pensando en una segunda parte, titulada #Fugitiva que verá la luz durante el año que viene.

¿Contentos? 
Y es que las buenas noticias no acaban ahí. Para cuando termine de subir los capítulos de #Bandida colgaré en el blog un documento, con la historia completa para su difusión. Este proyecto me viene inspirado por todos aquellos blogs que traducen obras literarias para que los lectores disfruten de sus historias y para que pasen de mano en mano y sean leídos por mucha gente.

Ése es mi objetivo, ser leída por mucha gente y que cada vez más personas conozcan mi trabajo.

También decir, que ya estoy trabajando en una serie de ensayos donde interpreto libremente los pecados capitales (y más tarde los pecados sociales) que me vienen inspirados por una imagen que ví un día, navegando por internet. 





Y éstas son las noticias hasta hoy, sin dejar de lado mi inmensa alegría por superar las 1000 visitas.
Muchas gracias por seguir leyendo este blog, o si sólo has venido de rebote desde otro blog, muchas gracias.

La autora.

viernes, 19 de octubre de 2012

Capítulo 14: El regreso #Bandida



El bosque volvía a ser susurrante, las ramas embestían unas contra otras y creaban el famoso sonido al que todos temían. Pero Kate ya no volvería a tenerle miedo, había estado en el corazón del bosque y había sobrevivido.
Los pasos eran lentos, pero les conducían hacia donde iban. Garrett y Kate salían del bosque junto al caballo. Era difícil montar en ese terreno, la mitad de las ramas harían caer a un jinete, por lo que Garrett sujetaba el estribo para guiarlo. Había atardecido hacía unas horas, pero todavía había suficiente luz como para poder ver. La salida estaba cerca, y una vez fuera, Garrett se lo conocía todo, no le haría falta la luz.

Cuando hubieron salido, la inmensidad era infinita. Los grandes terrenos de arena eran amplios, y era fácil perderse por ellos. Pero gracias a los conocimientos de Garrett que conocía algunos secretos de los indios para la orientación, conseguirían trotar por las llanuras sin detenerse y sin vacilación.
Una vez fuera del terreno boscoso, Garrett subió a Kate delante de sí y empezó a galopar. Confiaba en que ella acabara durmiéndose, el traqueteo era horrible, pero cuando te acostumbrabas podías ser capaz de dormirte sobre el caballo.


Kate intentó ser fuerte, no parpadeaba a no ser que fuera necesario, pero la pesadez de las horas y el cansancio del viaje, la hicieron caer en un leve pero insistente sueño. En él volvía a estar en el lago, volvía a escuchar disparos y gritos, los sonidos de la muerte. El lago se veía teñido del color rojo de la sangre y ella no podía hacer nada por parar esa atrocidad. Corría, se acercaba a la matanza y no tenía nada más que sus desnudas madres para parar todo aquello. Sabía que no era suficiente, y aún así se interponía entre una bala y una mujer que yacía en el suelo, desamparada.
La bala le acertaba en el pecho y el sueño se terminó.

Cuando Katherine abrió los ojos se dio cuenta de que tenía los brazos de Garrett sosteniéndola, apretándola hacia él, dándole seguridad.
-¿Estás bien?  -la voz de Garrett rasgó el silencio. –Sólo ha sido un mal sueño.
Kate intentó desembarazarse de las imágenes que la atormentaban, los gritos, los disparos, la sangre.
-Era horrible, todos gritaban… –y una solitaria lágrima se abrió camino por su pómulo.
Garrett la atrajo más hacia él, abrigándola con su calor, fortaleciéndola.

Aún quedaba mucho terreno hasta llegar a las cuevas, y no quería que Kate se desmoronara. Le convenía permanecer fuerte y decidida, la empresa que tenían que realizar era de alto riesgo, una sola duda o una vacilación y se vendría abajo.

*****

Cuando en el horizonte se dibujaba la sombra recortada de la montaña  se veía nítidamente. Habían pasado toda la noche y la madrugada cabalgando. Kate descansa floja sobre el abrazo de Garrett, ella volvía a estar dormida. Después de despertarse de su pesadilla le había costado horrores volver a dormir, y ahora Garrett se sentía fastidiado por tener que despertarla, pues ya había llegado a su destino.

Los pasos del caballo se iban deteniendo, casi no hacían ningún ruido durante el amanecer. El sol, de color anaranjado, comenzaba a levantarse en el horizonte, creando sombras flexibles y de colores suaves.

El caballo se detuvo.

-Kate –dijo Garrett mientras sostenía el cuerpo dormido de Katherine. -¡Kate, despierta!
Los ojos de Kate empezaron a pestañear y poco a poco se abrieron, nublados.
-Ya hemos llegado.

Kate levantó su cabeza, viendo por primera vez en un par de días su hogar. La suave luz del amanecer incidía sobre las rocas sacando colores lavanda, era una bella vista, no tanto como el perfil recortado de la montaña.
Las manos de Garrett le ayudaron a bajar del caballo, cuando estuvo sobre sus pies, Garrett la soltó. Kate estiró su espalda, el viaje en caballo era incómodo, pero había estado relativamente cómoda por el cuerpo de Garrett, que había tenido que soportar las peores embestidas del caballo.

Mientras Garrett abandonaba la silla de montar dirigió su mirada a Kate. No sabía si ella soportaría la carga de la empresa que les aguardaba. Por otro lado, no sabía si él sería capaz. Salvar a toda tu gente de las garras de un miserable bandido y no convertirte en un monstruo en el intento. ¿Estarían todos muertos? Sus amigos, su familia.
Decididamente no podía saberlo, pero lo averiguaría, y si tenía que matar con sus propias manos a Biggs, lo haría. Sabía que no se echaría atrás, pero ¿y Kate? ¿Tendría la sangre fría para usar un revólver? Jamás había tocado un arma, su padre jamás lo habría permitido.
Ató al caballo en un saliente de una roca cercana. No se tendrían que preocupar por so lo veían venir. A estas alturas ya sabrían que Kate y él no estaban durante el tiroteo, que habían huido.  Sacó un par de armas de la alforja que el caballo mantenía en su lomo, y un puñado de balas que introdujo en su bolsillo derecho y cargó las dos armas.

Kate no abandonaba la vista de la montaña, estoicamente aguantó las lágrimas que pulsaban tras su lagrimal, y dejó de preguntarse donde estarían su padre y hermana,  ya lo descubriría.
Garrett se puso delante de ella, tapándole la vista del amanecer.
-Kate, quiero que me escuches con atención.
Kate lo miró, decidida.
-Toma –dijo alargándole uno de los revólveres-, es muy sensible, guárdala.
Kate bajó la mirada hacia su vestido, tanteó las ondas de éste. Ni un solo bolsillo en el que dejar el arma. Su peso era ligero, muy ligero, pero no debía olvidar el peso que ello conllevaba. Con una sola de sus balas podría matar a alguien.
-Está bien, mantenla en la mano, pero no agarres el gatillo a no ser que sea necesario.
-Tú sabes que yo no sé manejar un arma –no era una pregunta, si no una afirmación. Para ella el peso del arma era tan nuevo como las tareas de fruncido para Garrett.
-Sí, lo sé. Pero deberías ser capaz de disparar derecho. Tienes buena vista y eres rápida, confiemos en eso.

Y comenzaron a subir lentamente, aprovechando la oscuridad tras las rocas. No se oía nada, nada excepto sus pasos.



martes, 16 de octubre de 2012

Sola, mirando al cielo

Así es como me quedo, mirando al cielo.

Todo parece menos tangible si me limito a mirar el cielo, solamente disfrutando del azul inmenso. La luz del sol cae sobre mí, calentando mi piel, un hormigueo que recorre cada uno de mis poros.

He dejado que el tiempo pase, y mi mirada solo se detiene en un punto en el que un avión acuchilla el cielo, mi cielo.

He olvidado tantas cosas mientras miro al cielo, que no puedo creer la suerte que tengo de poder perder el tiempo así, sola.

Muchas veces he pensado si no será la magia del momento que me permite abstraerme de este modo, de cualquier forma, me encanta.

Sí, me encanta estar sola, mirando el cielo.


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Cuando el blog llegue a las 1000 visitas, daré un noticia importante sobre #Bandida. Hasta entonces, seguiré subiendo nuevos capítulos de #Bandida cada viernes.

La autora.

viernes, 12 de octubre de 2012

Capítulo 13: De vuelta a la realidad #Bandida


Vuelve el calor lacerante, lamiendo cada uno de sus rincones. Kate despierta, envuelta completamente en sudor agonizante. Está sola, en la improvisada cama no hay nadie más que ella.  Es imposible decir si es todavía de noche o ya ha salido el sol.
Kate se levanta y se dirige al lago, suaves ondas de agua fresca la reciben  y ella ahoga un gemido ante la sensación. Unos minutos en el lago son suficientes para eliminar el sudor de su cuerpo y la sangre que se acumulaba en sus muslos. Cuando sale, está seca, es increíble la cantidad de calor que hace ahí dentro.

Lentamente busca su vestido.  Cuando lo lleva puesto, coge las botas y sale de la cueva.
Fuera estaba oscuro, y corre una ligera brisa muy agradable, totalmente opuesta al calor pulsante del interior. Mientras camina vienen a su mente los recuerdos de la noche pasada. El tacto de Garrett bajo sus palmas, la mirada de adoración que él le profesaba,  la quietud con la que él exploraba su cuerpo. Kate sintió todas esas sensaciones, y las sentía ahora de nuevo al recordarlas. ¿Qué significaba eso? Lo que pasó anoche, ¿nos convierte a Garrett y a mí en algo?, pensaba Kate mientras espiaba entre los árboles, incapaz de atravesar el bosque por miedo a perderse.

De entre los árboles Garrett salía cargando un animal, Kate se estremeció ante su mirada. Garrett tenía los labios fruncidos, preocupación se leía en su rostro, a Kate le desapareció la sangre del rostro, estaba lívida. Mientras él se acercaba, Kate pudo saber que animal cargaba, era un ciervo.

-Pensaba que seguirías dormida - dijo Garrett mientras fruncía el ceño.  Garrett había envejecido diez años desde la noche anterior, se veía tenso.
Kate se encontraba perdida, el gesto de Garrett no era nada común en él. Mientras descargaba el pesado cuerpo del animal, Kate pudo verlo cansado y tenso. Los músculos de sus brazos se contraían por el movimiento, y unas perlas de sudor lo recubrían.

Cuando Garrett volvió a mirar a los ojos de Kate ya no tenían la dureza de antes, eran más cálidos pero cautelosos.
-Vamos –dijo él -, cargaré el ciervo en mi caballo y se lo llevaremos a Aisleen.
Dicho esto Garrett bajó la mirada, eludiendo los ojos de Kate y se giró, de vuelta al bosque.
-Espera –dijo. Viendo que él no hacía ningún intento de detenerse, Kate gritó - ¡Espera!
El eco hizo multiplicar su voz a través de todo el bosque, e hizo que Garrett se detuviera, y Kate pudo observar en sus ojos una oleada de tristeza, que rápidamente fue sustituida por furia. Fue hasta ella y la agarró por los hombros.
-¿Qué crees que estás haciendo? –la respiración de Garrett era rápida, acompasada por las respiraciones de Katherine, que ahora estaba asustada.
La mirada de Kate iba de Garrett a sus manos, mientras las retorcía y bajaba la cabeza, las manos que Garrett sostenía muy duras sobre sus hombros se deslizaban y perdían su agarre. La estaba soltando cuando le dijo- No quería gritarte –en su voz destilaba agonía-, ni en lo más profundo del bosque estamos seguros. No es como si supiera si nos han seguido, pero es mejor ser cautos.
Y dicho esto él se dio la vuelta y siguió a delante. Kate le siguió, aumentando el ritmo de sus pisadas para no quedarse atrás. En menos de lo que le pareció a Kate, Garrett llegó hasta el caballo, el cual relinchó de puro contento.
Palmeando su cabeza lo desató de su amarre y lo condujo en dirección contraria, de vuelta.

En el borde de la cueva había un gran pilón, rebosante de agua, el caballo se dirigió hasta allí, mientras Garrett buscaba de entre las alforjas que el caballo llevaba.
Kate esperó a que Garrett cargara el pesado ciervo en el caballo para andar a su lado, hacia Aisleen.

No podía imaginarse ni por un instante qué era lo que hacía que Garrett mantuviera una actitud tan distante con ella. ¿Fue la noche anterior? No, se dijo a sí misma. La noche pasada no pudo ser más perfecta de habérselo propuesto, pero ¿qué era lo que pasaba por su mente? ¿Por qué el trato tan duro? ¿Qué he hecho?
Mientras seguía caminando, cabizbaja, sólo podía escuchar los pasos acompasados de Garrett, el caballo y ella, pero ¿y los pájaros? ¿No había animales en ese bosque silencioso? Apenas hace un día creía que el bosque era muy peligroso, y que en él no había vida. Aisleen había estado viviendo aquí por muchos años, si ella lo había conseguido, sería porque hay alguna fuente de alimentos. Al menos había un ciervo.

Mientras que el sonido cadencioso de las pisadas sobre las hojas caídas los envolvía, el sol llegaba a su cenit, lo que hacía que Katherine se sintiera exhausta. ¿Por cuánto tiempo más vamos a seguir andando?
Y en ese momento, como salido de un espejismo encontraron la tienda de Aisleen, totalmente camuflada a su alrededor por todo tipo de plantas, árboles y musgo. Le hubiera sido imposible encontrarla.
Garrett descargó el ciervo, dejando que el caballo descansara a un lado de la tienda. Al ruido de pasos, Aisleen salió de su hogar y los recibió con una sonrisa. Kate era incapaz de colocar una sonrisa de vuelta, pero hizo el intento, que se convirtió en un fruncido de labios. A pesar de los gestos serios, Aisleen no abandonó su cálida sonrisa, y los invitó a entrar, no sin antes darle las gracias a Garrett por tan magnífica caza.
-Hace tiempo que no me alimento como debería, mi cuerpo está cansado para la caza, así que me alimento básicamente de frutas y verduras.
Mientras entraba, Kate volvió a notar el inconfundible sonido del crepitar del fuego. Se sentía acogida y segura, mucho más de lo que había sentido en su antiguo hogar, las cuevas.

Aisleen le dio a Garrett una cesta de alimentos, él salió de la tienda para alimentar al caballo, y Kate se quedó a solas con la anciana.
-Veo que no están de muy buen humor de mañana –dijo Aisleen sonriendo, como si disfrutara de un buen chiste.
Mientras atenazaba el fuego para que siguiera encendido, la invitó a sentarse.
-Con ese ciervo tendré comida para unas semanas, es un buen muchacho.
Kate, que había empezado a vagar por la habitación con su mirada se detuvo en los ojos de Aisleen, que la miraban inquisitivamente.
-¿Pasaron la noche bien?
El recuerdo contagioso de la noche anterior le hizo enrojecer los pómulos.
-Sí –dijo Kate tímidamente.
La anciana volvió a sonreír, como si con eso se mostrara de acuerdo con su afirmación, como si conociera todos los detalles. Ese pensamiento hizo enrojecer más las mejillas de Kate, he hizo aparecer una sonrisa en su rostro, la cual no había podido hacer aparecer antes.

Garrett volvió a entrar, miró a Kate, su mirada se relajó, ahora ya no estaba enfadado, sino simplemente serio.
Aisleen les sirvió un par de cuencos con fruta. Ellos comieron ávidamente.
-Voy a despedazar al ciervo –dijo mientras salía.
Garrett hizo el amago de levantarse a ayudarla.
-No hace falta muchacho, me las sé arreglar sola.
Y diciendo esto, salió dejándolos solos, el uno con el otro.

Kate no dejó de mirar su cuenco, aún cuando estaba ya vacío. Garrett estaba frente a ella, pero no quería mirarlo, no cuando no sabía de qué humor estaba ni el qué lo había provocado. Si tal vez las cosas fueran diferentes, si no se encontraran en esta situación, la noche anterior hubiera significado algo entre los dos. Era confuso no saber a lo que te ibas a enfrentar al día siguiente, era imposible estar seguro de nada, y mucho menos de ti.

Entre ellos no había palabras, ni siquiera miradas, sólo se escuchaba el lejano sonido del despiece que Aisleen hacía. Rítmicamente, pulsantemente, como el latido de un corazón.
 Este silencio se hacía piedra en su pecho, la oprimía. Creaba un espacio entre ellos que la noche anterior no había estado, ¿qué había pasado? Anoche todo fueron caricias, besos y amor, y sobre todo pasión, ¿qué les estaba pasando? ¿Acaso no había significado nada para él?

Lentamente Katherine levantó su cabeza y se enfrentó a su mirada.

*****

La cara de Kate era roja, de un color carmesí, como si estuviera conteniendo el aliento.
-¡Voy a ir, quieras o no! –La voz de Kate rasgaba el aire, sonaba furiosa, pero sobre todo sonaba testaruda.
-No. –La negativa de Garrett era tajante, no daba lugar a dudas, no quería que Kate le acompañara.
Cuando Garrett salió por la puerta, Kate tomó una decisión, era drástica, podía ser dañina para ella, pero no le quedaba otra.
-¡Si no me voy contigo, me iré sola! –y cuando terminó de decir estas palabras avanzó por donde había salido Garrett antes de ella, dejándolo atrás y atravesando la línea de árboles que se extendía a su alrededor.
-¿A dónde vas? –dijo Garrett, que estaba paralizado.
-¡A buscar a mi familia!

Kate estaba decidida a ello, no se quedaría resguardada en el bosque mientras Garrett arriesgaba su vida por salvar a su gente. ¿Acaso piensa que me podría quedar de brazos cruzados?
Siguió andando, sin escuchar los pasos a su espalda, ignorando la mano que se cernía en su codo y la instaba a parar. Intentaba zafarse de la mano de Garrett que la sostenía, se retorció y retorció y lo único que consiguió fue sentirse frustrada. Las lágrimas de rabia que había intentado mantener dentro de sí se vieron ahora liberadas ante la impotencia de no poder liberarse de su agarre. Cuando cedió, Garrett la volteó y agarró su cara acunándola en sus manos.
Kate sentía la piel de Garrett, era suave, pero a la vez rugosa, tenía las manos grandes y cálidas, fuertes.

-Entiende que no quiero que te expongas al peligro –dijo Garrett mirando a Kate.
Kate veía a Garrett por debajo de sus lágrimas, no lograba a verlo nítidamente.
El pulgar de Garrett secó una de las lágrimas que resbalaba por el rostro de Katherine.
Haciendo un esfuerzo, Kate tragó el nudo de su garganta.
-No puedo quedarme aquí, no mientras… -la voz de Kate se rompía- no puedo quedarme, debo ir.
Mientras Garrett limpiaba su cara de sus lágrimas, apoyó una de sus manos en la barbilla de Kate, que temblaba.
-De acuerdo –dijo, y los ojos de Kate se encendieron-, pero sólo con una condición.
Kate asintió con la cabeza, fuera lo que fuera lo cumpliría. No quería quedarse escondida mientras toda su gente corría peligro. ¿Estarían todos muertos?
-Haz lo que te pida. No me desobedezcas –la mirada de Garrett era dura, no cabía en Kate ninguna duda de que le haría caso.


Lentamente asintió con la cabeza y juntos, se pusieron en camino.

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Y éste es el capítulo 13 de #Bandida, espero que al igual que los otros 12 capítulos anteriores, éste les haya gustado.
Me despido, no sin desear felicidad a todas las Pilares, y un fuerte abrazo a mis lectores.
¡Muchas gracias! Juntos hemos pasado de las 700 visitas al blog.

Gracias por seguir confiando en #Bandida, y un saludo!!

miércoles, 10 de octubre de 2012

JNV 09/11/2010 II

Hace 23 meses que te fuistes, parece fácil de decirlo pero muy difícil de vivirlo.

He soñado tantas veces contigo, que me parece muy raro admitir que ya no estás conmigo. Es tan duro despertar en la mañana y tenerme que recordar a mí misma que ya no estás, que escalastes más alto a un lugar donde yo no puedo acceder a tí.

Es tan increíble para mí, como dedicarte estas palabras, asumiendo donde estás y que ya no seré la misma, NUNCA.

Durante este tiempo te he añorado, soñado y amado igual o más, que cuando te encontrabas aquí. Todavía me parece extraño pensar que no aparecerás por la puerta, y nada me asegura que no te encontraré tumbado en tu sofá.

Es tan, tan extraño, que es como si te tuviera a mi lado caminando todos los días.

En cierta forma sé que no nos abandonastes del todo, y sé que algo de tí siempre quedará entre nosotros.

Todos te extrañamos, todos te echamos de menos. Guardamos tu recuerdo tatuado en el corazón. Nunca nos sentiremos solos, porque sabemos que tú nos acompañas.

Y ése es el alivio que me queda, saber que estás con nosotros. Y que sepas, que nosotros también estamos contigo.



viernes, 5 de octubre de 2012

Capítulo 12: Ola de calor #Bandida


¡¡¡¡¡ATENCIÓN, AVISO A LAS CARDÍACAS!!! Este capítulo es muy especial, espero que os guste. Os aconsejo leerlo con mucho detalle para que no se os escape nada. Lo siento si puede parecer muy largo.
Y sin nada más, os doy las gracias por seguir leyendo #Bandida.

                                                            *****

Aisleen abandonó el refugio dejando solos a Garrett y Kate, los cuales colocaron dos lonas en el suelo y se sentaron sobre ellas.

En la sala hacía un calor terrible que hacía que empaparan sus ropas y se sintieran incómodos. Aisleen les dijo antes de abandonar la cueva que pasarían mejor la estancia si se remojaban en el manantial a menudo, conservando el cuerpo hidratado.
-Creo que voy a darme un baño –dijo acalorado Garrett, y acercándose al manantial se quitó la camisa y la botas y se metió al agua dejando a Kate sentada en la lona, sudando por el calor que emanaba la tierra y viendo como él disfrutaba del baño.
-Creo que te acompañaré –dijo ella, y empezó a buscar de entre los bártulos que había en la cueva, quizás encontrara una muda limpia y seca con  la que cambiarse al salir del agua.
Después de varios minutos trasteando encontró varias camisas grandes de lino, Esto será suficiente, se dijo, y quitándose las botas y soltándose el cabello fue hasta el manantial con Garrett.

-¡Oh, el agua está fresca! –se sorprendió  Kate.
-Sí –dijo Garrett-, ¡es perfecto!
-No creo que quiera volver a salir del agua.
Garrett le sonrió y siguió disfrutando del baño mojando su cabello.
-¡Guau! –siguió sorprendiéndose Katherine mientras alborotaba el agua a su alrededor.- ¿Adónde llevará este manantial?
-No lo sé.

Kate dejó su cuerpo flotar en el agua que le quitaba el agobio lacerante del calor, y cerró los ojos. El agua estaba tranquila, fresca y limpia, todo estaba en silencio, ni siquiera se oía el chapoteo de Garrett. ¿Cómo podía no hacer ruido? El eco que la cueva amplificaba el suave arrullo del agua, era imposible no escucharlo a él.
Abrió un ojo y miró, no lo veía por ningún lado.
-¡Garrett! –le llamó, no se oía nada.- ¡Garrett!
Unas manos la sujetaron de las piernas y la zambulleron de pronto. Kate se debatió, las manos no la soltaban y ella no encontraba el fondo. Cuando estuvo libre, en cuestión de unos pocos segundos que para ella fueron horas, salió a la superficie buscando aire y vio a Garrett a su lado carcajeándose. Cuando ella hubo recuperado el aire de sus pulmones, le tiró agua e intentó sumergirlo, con tan poca suerte que acabó otra vez bajo el agua.
Garrett la ayudó a salir a la superficie y ésta le rodeó el cuello con sus manos. Sus cabezas estaban casi pegadas cuando ella le dijo:
-Si me intentas capuzar, te hundirás conmigo –sonó como un susurro.
-Iré contigo a dónde sea –dijo Garrett, pero ya no en el mismo contexto.
Los ojos de Garrett ya no reían, estaban nublados. Acercando a Kate a su cuerpo, rodeó su cintura con sus brazos y la besó. Al contacto con sus labios, Kate apresó más si cabe su cuello profundizando más el beso, y rodeó con sus piernas el cuerpo de Garrett.

Para Garrett ya no había vuelta a atrás, el contacto de Kate inflamaba su piel y lo hacía impulsivo y pasional. El cuerpo de Kate estaba hecho para él, la suave curva de sus glúteos era el nuevo hogar de sus manos y sentía como cada movimiento suyo estaba coreografiado con uno de ella. Sentía como Kate disfrutaba y su cabeza explotó de tanto pensar. Poco a poco la fue sacando del agua mientras la mantenía pegada a él mientras se besaban profundamente.

Rápidamente y sin vacilar desató los botones del vestido que mantenía el cuerpo de Kate pegado, la dejó sostenerse en el suelo mientras se despojaba de sus pantalones. A Kate el mundo le daba vueltas, estaba húmeda y excitada y sentía que sus piernas no la sostendrían mucho tiempo, acabó quitándose completamente la ropa mojada, que se mantenía pegado a su piel.

Desnuda y excitada vio como Garrett se acercaba a ella. La luz de las velas hacía brillar las gotas de agua adheridas a su pecho, y le daba  un aspecto apolíneo. Los ojos de Garrett, hambrientos de pasión, recorrían cada uno de los centímetros de la piel de Kate, que bajo la tenue luz de las velas le daba un aspecto aterciopelado.

La besó, pero no pasionalmente ni intrusivamente, si no de manera tierna, lo que hizo que las resistencias de Kate quedaran aplastadas. Las manos de Garrett exploraron sus senos deteniéndose en sus pezones, haciendo vibrar el cuerpo de Kate. La agarró por la cadera haciéndola retroceder hasta una de las lonas, Kate quedó acostada, mientras Garrett se arrodillaba a su lado. Sus manos recorrían todo su cuerpo haciendo de su tacto una explosión de placer. Kate respiraba entrecortadamente sin dejar de mirarlo, y mientras él exploraba su cuerpo centímetro a centímetro.

Cuando Garrett se colocó sobre Kate, ésta perdió el aliento, le encantaba lo que le hacía sentir, disfrutaba del placer que él le provocaba, pero no se sentía segura, y sus ojos lo mostraban.
-No tengas miedo Kate, no voy a hacerte daño -y ésas palabras calmaron las dudas de Kate.

Lentamente, Garrett fue sembrando un reguero de besos desde su cuello hasta su cadera. Kate se sentía arder en sitios que jamás hubiera imaginado, y pasivamente dejó que Garrett le acariciara el interior de sus muslos, que se fueron abriendo involuntariamente. Garrett dirigió su mirada a los ojos de Kate, ella no le rechazaba, y jugó con su dedo en el centro de Kate. Ésta se puso tensa al principio, pero el dedo de Garrett era rápido, y consiguió que se relajara. Kate cerró los ojos y sintió crecer una oleada de placer que la envolvía y llenaba toda ella. Cuando la lengua de Garrett la tocó la dejó sin respiración.
-Garrett.
-No pasa nada, Kate. Cierra los ojos.
La lengua de Garrett volvió a castigar el centro de Kate, martirizándola, llevándola al mismo cielo y bajándola a la tierra de golpe. A ratos se sentía desfallecer, y en otros era capaz de levantar grandes rocas con una sola mano.
Cuando el clímax llegó, Kate sintió su cuerpo temblar y un gemido seguido de una oración escapó de sus labios. Garrett se quedó observando la belleza de Kate, su piel aterciopelada, su melena castaña, sus ojos negros.

Volvió a besarla, poniendo toda su alma en ése beso, trasmitiéndole todo lo que la amaba y quería.
Con un gemido Garrett interrumpió el beso y la miró.
-¿Estás segura? –le dijo en un susurro, y rogando le pedía a Dios que no le rechazara, porque no sabía si sería capaz de parar.
Kate le miró, los ojos enturbiados de pasión de Garrett le decían cual era su deseo, le estaba dando a elegir.
Quiéreme, quiéreme, quiéreme,  pensaba Garrett, cuanto más tiempo pasaba sin contestar, más crecía la duda en Garrett, aprisionándole el corazón.
Kate le besó, dando una respuesta, pero Garrett se alejó.
-No, necesito que me lo digas con palabras.
Kate sentía su cuerpo consumiéndose por las llamas de la pasión, se sentía arder de placer.
-Sí –dijo con un hilo de voz, pero para Garrett fue suficiente.
Lentamente, y sin dejar de mirarse a los ojos, Garrett entró en Kate.

Kate se sentía estallar y sentía que su sangre fluía rápidamente por todo su cuerpo. Sintió a Garrett entrando en ella, lentamente. Una expresión de pánico cruzó su rostro y al segundo quedó aplacada por el amor que rebosaba Garrett por sus poros. No cabía duda, lo que estaba ocurriendo era fruto del amor.
Cuando llegó al borde sin retorno, Garrett paró.
-Si sientes dolor, dime que pare.
Kate, que ya se sentía segura y amada, no quería que Garrett parara. Puso una de sus manos en la cara de él, y le acarició la mejilla.
-Sé que no me harás daño.

Y Garrett rompió la última barrera, lo que hizo que Kate sintiera un ramalazo de dolor en el bajo vientre, que fue apagándose lentamente conforme Garrett salía y entraba de ella. Cuando llegó de nuevo el placer, Garrett avanzó y retrocedió con más apremio dándole nuevos matices al momento. El suave perfume natural de Garrett lo envolvía todo y hacía que a Kate le diera vueltas todo, se sentía extasiada. Sus manos en su cuerpo acariciándola, las manos de ella en su espalda trazando líneas con sus uñas.
Y cuando Kate pensaba que no podía sentir más placer, el cielo se abrió antes sus ojos y sintió como una última oleada de fuego recorría su cuerpo de punta a punta empapando todo su ser.

Garrett se retiró de Kate y se quedó a su lado, mirándola y asombrándose de su belleza, de cómo su cabello descansaba sobre el suelo, de cómo incidía la luz sobre la suave curva de su pecho, de cómo le brillaban los ojos.

Y agarrada a él, Kate durmió todo lo que quedaba de noche.