¡¡¡¡¡ATENCIÓN, AVISO A LAS CARDÍACAS!!! Este capítulo es muy especial, espero que os guste. Os aconsejo leerlo con mucho detalle para que no se os escape nada. Lo siento si puede parecer muy largo.
Y sin nada más, os doy las gracias por seguir leyendo #Bandida.
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Aisleen abandonó el refugio
dejando solos a Garrett y Kate, los cuales colocaron dos lonas en el suelo y se
sentaron sobre ellas.
En la sala hacía un calor
terrible que hacía que empaparan sus ropas y se sintieran incómodos. Aisleen
les dijo antes de abandonar la cueva que pasarían mejor la estancia si se
remojaban en el manantial a menudo, conservando el cuerpo hidratado.
-Creo que voy a darme un baño
–dijo acalorado Garrett, y acercándose al manantial se quitó la camisa y la
botas y se metió al agua dejando a Kate sentada en la lona, sudando por el
calor que emanaba la tierra y viendo como él disfrutaba del baño.
-Creo que te acompañaré –dijo
ella, y empezó a buscar de entre los bártulos que había en la cueva, quizás
encontrara una muda limpia y seca con la
que cambiarse al salir del agua.
Después de varios minutos
trasteando encontró varias camisas grandes de lino, Esto será suficiente, se dijo, y quitándose las botas y soltándose
el cabello fue hasta el manantial con Garrett.
-¡Oh, el agua está fresca! –se
sorprendió Kate.
-Sí –dijo Garrett-, ¡es
perfecto!
-No creo que quiera volver a
salir del agua.
Garrett le sonrió y siguió
disfrutando del baño mojando su cabello.
-¡Guau! –siguió sorprendiéndose
Katherine mientras alborotaba el agua a su alrededor.- ¿Adónde llevará este
manantial?
-No lo sé.
Kate dejó su cuerpo flotar en
el agua que le quitaba el agobio lacerante del calor, y cerró los ojos. El agua
estaba tranquila, fresca y limpia, todo estaba en silencio, ni siquiera se oía
el chapoteo de Garrett. ¿Cómo podía no
hacer ruido? El eco que la cueva amplificaba el suave arrullo del agua, era
imposible no escucharlo a él.
Abrió un ojo y miró, no lo veía
por ningún lado.
-¡Garrett! –le llamó, no se oía
nada.- ¡Garrett!
Unas manos la sujetaron de las
piernas y la zambulleron de pronto. Kate se debatió, las manos no la soltaban y
ella no encontraba el fondo. Cuando estuvo libre, en cuestión de unos pocos
segundos que para ella fueron horas, salió a la superficie buscando aire y vio
a Garrett a su lado carcajeándose. Cuando ella hubo recuperado el aire de sus
pulmones, le tiró agua e intentó sumergirlo, con tan poca suerte que acabó otra
vez bajo el agua.
Garrett la ayudó a salir a la
superficie y ésta le rodeó el cuello con sus manos. Sus cabezas estaban casi
pegadas cuando ella le dijo:
-Si me intentas capuzar, te
hundirás conmigo –sonó como un susurro.
-Iré contigo a dónde sea –dijo
Garrett, pero ya no en el mismo contexto.
Los ojos de Garrett ya no
reían, estaban nublados. Acercando a Kate a su cuerpo, rodeó su cintura con sus
brazos y la besó. Al contacto con sus labios, Kate apresó más si cabe su cuello
profundizando más el beso, y rodeó con sus piernas el cuerpo de Garrett.
Para Garrett ya no había vuelta
a atrás, el contacto de Kate inflamaba su piel y lo hacía impulsivo y pasional.
El cuerpo de Kate estaba hecho para él, la suave curva de sus glúteos era el
nuevo hogar de sus manos y sentía como cada movimiento suyo estaba
coreografiado con uno de ella. Sentía como Kate disfrutaba y su cabeza explotó
de tanto pensar. Poco a poco la fue sacando del agua mientras la mantenía
pegada a él mientras se besaban profundamente.
Rápidamente y sin vacilar
desató los botones del vestido que mantenía el cuerpo de Kate pegado, la dejó
sostenerse en el suelo mientras se despojaba de sus pantalones. A Kate el mundo
le daba vueltas, estaba húmeda y excitada y sentía que sus piernas no la
sostendrían mucho tiempo, acabó quitándose completamente la ropa mojada, que se
mantenía pegado a su piel.
Desnuda y excitada vio como
Garrett se acercaba a ella. La luz de las velas hacía brillar las gotas de agua
adheridas a su pecho, y le daba un
aspecto apolíneo. Los ojos de Garrett, hambrientos de pasión, recorrían cada
uno de los centímetros de la piel de Kate, que bajo la tenue luz de las velas
le daba un aspecto aterciopelado.
La besó, pero no pasionalmente
ni intrusivamente, si no de manera tierna, lo que hizo que las resistencias de
Kate quedaran aplastadas. Las manos de Garrett exploraron sus senos
deteniéndose en sus pezones, haciendo vibrar el cuerpo de Kate. La agarró por
la cadera haciéndola retroceder hasta una de las lonas, Kate quedó acostada,
mientras Garrett se arrodillaba a su lado. Sus manos recorrían todo su cuerpo
haciendo de su tacto una explosión de placer. Kate respiraba entrecortadamente
sin dejar de mirarlo, y mientras él exploraba su cuerpo centímetro a
centímetro.
Cuando Garrett se colocó sobre
Kate, ésta perdió el aliento, le encantaba lo que le hacía sentir, disfrutaba
del placer que él le provocaba, pero no se sentía segura, y sus ojos lo mostraban.
-No tengas miedo Kate, no voy a
hacerte daño -y ésas palabras calmaron las dudas de Kate.
Lentamente, Garrett fue
sembrando un reguero de besos desde su cuello hasta su cadera. Kate se sentía
arder en sitios que jamás hubiera imaginado, y pasivamente dejó que Garrett le
acariciara el interior de sus muslos, que se fueron abriendo involuntariamente.
Garrett dirigió su mirada a los ojos de Kate, ella no le rechazaba, y jugó con
su dedo en el centro de Kate. Ésta se puso tensa al principio, pero el dedo de
Garrett era rápido, y consiguió que se relajara. Kate cerró los ojos y sintió
crecer una oleada de placer que la envolvía y llenaba toda ella. Cuando la
lengua de Garrett la tocó la dejó sin respiración.
-Garrett.
-No pasa nada, Kate. Cierra los
ojos.
La lengua de Garrett volvió a
castigar el centro de Kate, martirizándola, llevándola al mismo cielo y
bajándola a la tierra de golpe. A ratos se sentía desfallecer, y en otros era
capaz de levantar grandes rocas con una sola mano.
Cuando el clímax llegó, Kate
sintió su cuerpo temblar y un gemido seguido de una oración escapó de sus
labios. Garrett se quedó observando la belleza de Kate, su piel aterciopelada,
su melena castaña, sus ojos negros.
Volvió a besarla, poniendo toda
su alma en ése beso, trasmitiéndole todo lo que la amaba y quería.
Con un gemido Garrett
interrumpió el beso y la miró.
-¿Estás segura? –le dijo en un
susurro, y rogando le pedía a Dios que no le rechazara, porque no sabía si
sería capaz de parar.
Kate le miró, los ojos
enturbiados de pasión de Garrett le decían cual era su deseo, le estaba dando a
elegir.
Quiéreme, quiéreme, quiéreme, pensaba
Garrett, cuanto más tiempo pasaba sin contestar, más crecía la duda en Garrett,
aprisionándole el corazón.
Kate le besó, dando una
respuesta, pero Garrett se alejó.
-No, necesito que me lo digas
con palabras.
Kate sentía su cuerpo
consumiéndose por las llamas de la pasión, se sentía arder de placer.
-Sí –dijo con un hilo de voz,
pero para Garrett fue suficiente.
Lentamente, y sin dejar de
mirarse a los ojos, Garrett entró en Kate.
Kate se sentía estallar y
sentía que su sangre fluía rápidamente por todo su cuerpo. Sintió a Garrett
entrando en ella, lentamente. Una expresión de pánico cruzó su rostro y al
segundo quedó aplacada por el amor que rebosaba Garrett por sus poros. No cabía
duda, lo que estaba ocurriendo era fruto del amor.
Cuando llegó al borde sin
retorno, Garrett paró.
-Si sientes dolor, dime que
pare.
Kate, que ya se sentía segura y
amada, no quería que Garrett parara. Puso una de sus manos en la cara de él, y
le acarició la mejilla.
-Sé que no me harás daño.
Y Garrett rompió la última
barrera, lo que hizo que Kate sintiera un ramalazo de dolor en el bajo vientre,
que fue apagándose lentamente conforme Garrett salía y entraba de ella. Cuando
llegó de nuevo el placer, Garrett avanzó y retrocedió con más apremio dándole nuevos
matices al momento. El suave perfume natural de Garrett lo envolvía todo y
hacía que a Kate le diera vueltas todo, se sentía extasiada. Sus manos en su
cuerpo acariciándola, las manos de ella en su espalda trazando líneas con sus
uñas.
Y cuando Kate pensaba que no
podía sentir más placer, el cielo se abrió antes sus ojos y sintió como una
última oleada de fuego recorría su cuerpo de punta a punta empapando todo su ser.
Garrett se retiró de Kate y se
quedó a su lado, mirándola y asombrándose de su belleza, de cómo su cabello
descansaba sobre el suelo, de cómo incidía la luz sobre la suave curva de su
pecho, de cómo le brillaban los ojos.
Y agarrada a él, Kate durmió
todo lo que quedaba de noche.
Esto sí que es un capitulazo. Es tan sensual y romántico a la vez. Sencillamente perfecto. Sigue así, cada día soy más #Bandidadicta JAJAJA.
ResponderEliminarPor cierto ya tienes un capítulo nuevo de White Horse en el blog :)