Mientras caían al baúl las monedas que
Garrett había levantado, Biggs se acercó al baúl abierto. Se arrodilló delante
del baúl, y metió sus manos muy profundo, hasta los codos, asegurándose de que
las monedas de oro eran tangibles. Riendo, se acercó a cada uno de los baúles y
los fue abriendo. La expectación dio paso a la alegría de los hombres de Biggs.
En
total había diez baúles colmados de monedas de oro, que harían rico a un hombre
y su familia durante generaciones y generaciones. En los ojos de os hombres
brillaban la codicia, menos en los de Garrett, que miraba a Kate.
¿Garrett
sabía de esto? ¿Y por qué no me lo dijo? Kate permanecía olvidada en la
entrada de la sala. Los hombres se habían acercado a los baúles y extasiados
bailaban y cantaban alrededor de ellos víctimas de la felicidad. En su
frenético baile, a uno de los hombres se le cayó el arma de la cintura. Garrett
no los veía cantar ni bailar, en su mirada estaba Kate, y el sonido del arma
cayendo no le fue ignorado. Permaneció quieto, sin quitar la vista de la chica
y sin perderla tampoco del arma, por su vista panorámica.
Mientras los hombres seguían dando saltos y
dándose palmadas, Garrett, rápidamente cogió el arma del suelo y la escondió
dentro de su bota. Su movimiento no fue percibido. Volvió a mirar a Kate, que
estaba paralizada.
-¡Cuánto oro! ¡Somos ricos!
-¡Yehaaaaaaaaaaaaaaaa!-gritó uno de los
hombres.
-Vamos a necesitar varios hombres más para
sacar esto de ahí –confirmó Biggs, quién se dio cuenta de que Garrett y Kate
permanecían sin vigilancia.
-¡Eh, tú! –le dijo Biggs a uno de los
suyos- Vigílalos.
El hombre, molesto, se separó del oro y se
acercó a Kate, sujetándola fuerte del brazo, haciendo a esta protestar por el
dolor.
Garrett, viendo el rictus de dolor que
atravesaba la cara de Kate, dio un paso en su dirección, y el hombre le apuntó
con el arma.
-No des un solo paso más muchacho.
Volvió la cabeza, Biggs y los otros dos no
prestaban atención, tal vez si era rápido podría matar a dos antes de que se
dieran cuenta.
Rápidamente se agachó, sacando el revólver
y disparando certeramente al hombre que mantenía presa a Kate. Se dio la vuelta
y disparó a uno de los despistados y salió corriendo llevándose consigo a una
Kate lívida.
Corrieron, pasos a su espalda, disparos,
giros. Kate estaba mareada, el olor de pólvora en las galerías se hacía pesado
y le costaba respirar. Viendo el inminente desmayo, Garrett la cargó en su
espalda. Siguió corriendo. Al poco la luz de la entrada se hizo evidente.
Más disparos, uno que le atravesó el gemelo
derecho lo hicieron parar.
Apoyado en la pared, dio los últimos pasos
que le separaban de la salida, bajó a Kate, que al sentir el aire de fuera se
espabiló, y juntos bajaron la montaña rodeados de gritos de frustración y de
disparos.
Ya abajo, Garrett cogió dos caballos y
espoleó a los otros a que se fueran. Garrett ayudó a montar a Kate en uno, y
él, cuando estuvo sobre la silla de montar apremió a el caballo avanzar.
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EL FINAL ESTÁ A DOS CAPÍTULOS DE DISTANCIA, AYÚDAME A SUBIR LAS VISITAS DE MI BLOG, Y SUBIRÉ LOS CAPÍTULOS JUNTOS, SIN ESPERAS. CUANDO MI BLOG ALCANCE LAS 1500 VISITAS, SUBIRÉ LOS DOS ÚLTIMOS CAPÍTULOS DE BANDIDA.
MUCHAS GRACIAS POR SEGUIR BANDIDA, Y POR AYUDARME A CUMPLIR MI SUEÑO.
Sabes? Aunque estoy deseando ver cómo acaba Bandida no quiero que esta historia llegue a su final. Es un sentimiento agridulce. Pero sé que el final será apoteósico o yo espero que sea así.
ResponderEliminarGenial el capítulo, como siempre.