Cuando la bajaron del caballo Kate iba
amordazada con un pañuelo.
Garrett había intentado convencerlos de que
liberaran a Kate, pero lo único que había conseguido en respuesta fue un
puntapié dirigido a su cara. La nariz aún le sangraba cuando le llevaron a las
cuevas.
La cara de Garrett había sufrido una
tremenda remodelación, varios moretones y labios hinchados acompañaban a una
cara molida a palos y cubierta de sangre seca. A Kate se le rompía el alma
verlo así, pero no podía hacer nada por evitarlo.
Varios hombres de Biggs, todos ellos
armados, habían iniciado la comitiva arrastrando el cuerpo desmadejado de
Garrett. Éste sentía que con cada paso que daba, se acercaba más a la muerte.
Lentamente, fueron ascendiendo, una vez
dentro de las cuevas soltaron a Garrett.
-Y ahora muéstranos el camino, y no pienses
en escapar, porque la mataremos, ¿has entendido?
Garrett asintió con la cabeza, y apoyándose
en las paredes, avanzó.
Todo el cortejo lo siguió entre los
vaivenes de los giros de las galerías. Cualquiera que no supiera dar los
quiebros y giros adecuados, podría perderse y no volver a salir nunca. Por
suerte para Garrett, se conocía muy bien cada recóndito lugar del que hasta
hace poco había sido su hogar. Y lentamente los condujo al centro de la
montaña.
Los pasos eran sus únicos compañeros en el
silencio, nadie hablaba. Kate era empujada por un cañón durante todo el
trayecto, se sentía cansada, y no creía que las piernas la sostuvieran por
mucho más tiempo. Tras varios giros más, Kate se sintió totalmente perdida,
todas las galerías parecían idénticas, le daba la sensación de estar en un
laberinto sin posibilidad de escape. ¿A cuánto más lejos estarían entrando?
Después de más de veinte minutos, Biggs
comenzó a desesperarse.
-¿Esto no será una triquiñuela para
despistarnos, no?
Garrett no contestó y siguió andando. Tras
dos quiebros más, se abrió ante ellos una gran sala, iluminada desde arriba por
un agujero perfectamente situado en el techo.
-Ya hemos llegado –dijo Garrett.
Ante ellos, varios baúles desperdigados,
todos cerrados y cubiertos absolutamente de polvo.
-Acércate y ábrelos –dijo Biggs.
Lentamente, al ritmo que le permitían sus
agarrotados miembros, Garrett fue hasta el centro de la sala, y abrió uno de
los baúles. Los rayos del sol que se colaban por el agujero en el techo
incidieron en el baúl y en lo que se encontraba en su interior.
Un fulgor brillante rodeó el baúl. Garrett
se agachó, y levantó varias monedas de oro para que Biggs y sus compinches lo
vieran.
-Están aquí.
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SE QUE ESTOS ÚLTIMOS CAPÍTULOS SON CORTOS... LO SIENTO.
GRACIAS POR ESTAR AHÍ SIEMPRE... EN SERIO, MUCHAS GRACIAS.
Y COMO YA DECÍA EN MI TWITTER (@Patry_hennet) EL FINAL ESTÁ YA CERCA....
Ya han encontrado el tesoro, ahora los sueltan ¿no? Dime que sí que tienen que estar juntos y tener muchos niños y hacerse viejos y esas cosas. Me encanta, no quiero que llegue el final de Bandida.
ResponderEliminarjajajaja eso se sabrá en los siguientes capítulos, paciencia
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