Os traigo un relato que pensaba enviar a un concurso, pero hoy mismo me he dado cuenta de que se me pasaba el plazo, así que os lo traigo para vuestro disfrute. Sed buenos y comentad como lo veis, es la primera vez que escribo algo de este género (lo considero ciencia-ficción, ¿de que género lo consideras tu?)
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Una luz se enciende.
Abro los ojos. Miro al frente y todos están
alineados en filas. Filas largas y numerosas. O al menos eso era lo que creía.
Desde mi posición no podía verle un final. Todos son altos y delgados. Y
también vestidos con trajes azul eléctrico que chocan de manera violenta contra
los ojos. Todos son iguales. La verdad es que es un poco patético. Todos mirando
al frente y sin moverse. Y silencio. Mucho silencio.
Giré los ojos a derecha y a izquierda. ¿Por qué
nadie se mueve? Volví mi vista al frente y esperé. Nadie hace el intento ni por
asomo. Espera. Parece que he visto a alguien moverse. Observo y espero.
No. Ha debido de ser un efecto óptico. Todos están
quietecitos y calladitos. De nuevo la vista al frente. La verdad es que son una
cantidad alucinante de gente. Que aunque mi vista no alcance más allá que tres
filas, siento que hay muchas más. Probablemente más de las que podría contar.
Mientras espero a alguna señal de movimiento,
observo detenidamente sus siluetas. Es irónico que sean todos iguales. Me
pregunto qué hacen aquí Miro sus espaldas. Las rayas de los trajes que llevan a
su espalda son lisas y alargadas. Son una combinación de colores. Una raya
blanca. Una raya negra. Otra blanca de nuevo. Otra negra que es más gruesa que la
anterior. Y así continuamente. Hasta abarcar toda la espalda. Y también una serie de números bajo las rayas de
colores. Un ocho. Luego un seis. Un ocho otra vez. Luego un tres. Y así hasta acabar
en la última raya.
La verdad es que es tan extraño. Me quedo sumamente
quieta. El silencio lo envuelve todo. No sé qué hago aquí. Dejaré pasar el
tiempo.
Vuelvo a dirigir los ojos hacia mi derecha. Mucha
gente. En eso no me he equivocado. ¿Qué los ha llevado aquí? Creo que he visto
a alguien moverse otra vez. No quito la vista. La mantengo fija.
Espero. Y espero. Y sigo esperando un poquito más.
Nada. Aquí nadie se mueve. Es imposible que haya
visto a nadie moverse. Está claro que
son todos muy disciplinados.
Miro hacia mi derecha y hay alguien observándome. Vuelvo
a mirar al frente y espero. No sé si es bueno o malo que me hayan pillado.
Espero. Y espero. Y sigo esperando un poquito más.
Miro pausadamente hacia la izquierda. Bien. Han
dejado de mirarme y puedo seguir con mi escrutinio. Mis ojos pasean de izquierda
a derecha. Y se encuentran con las mismas caras. Rostros oliváceos. Ojos
castaños. Labios gruesos. Todos tienen los pómulos altos. Todos tienen las
cejas finas y relajadas. Todos tienen la misma cara.
Debo de tener la boca abierta y las cejas arqueadas
de puro asombro. No consigo que mis ojos dejen de ir de uno a otro. Observando
las similitudes que presentan. Todos son iguales en todo. Es todo muy extraño.
Vuelvo a mirar al frente. Y mis ojos se mueven, esta
vez, hacia abajo. Veo mis pómulos muy difuminados. Consigo a verme el cuerpo.
Un azul eléctrico choca contra mis ojos.
¿Pero qué…? Vuelvo a mirar al frente. Fijo mi retina
en el color del traje de la persona de espaldas a mí. Azul eléctrico. No puede
ser. Miro a la derecha. Más azul eléctrico. Miro a la izquierda, ya
desesperada. Más azul eléctrico.
Cierro los ojos. Intento calmar mi respiración. Y
lentamente miro hacia abajo. Superando la barrera de mis pómulos se encuentra
mi cuerpo. Y en ella, el color azul eléctrico. Cierro los ojos de nuevo.
Espero. Y espero. Y sigo esperando un poco más. Mi
respiración se calma. Siento el pulso regular. Abro los ojos.
Y sigue estando ese maldito color azul eléctrico.
Azul eléctrico a la derecha. Azul eléctrico a la izquierda. Azul eléctrico en
frente. Azul eléctrico en mí también. Azul eléctrico por todas partes. Y ese
completo silencio.
¿Qué pasa aquí? Vuelvo a mirar a la izquierda. El
que me miró antes, ahora lo vuelve a hacer. Mantengo la mirada. Su cara no
denota ninguna expresión. Sus ojos no dicen lo mismo. En sus ojos se refleja un
extraño sentimiento. No sé que es. Sigo mirando.
Soy igual que todos los demás. Llevo el mismo traje.
De ese maldito azul eléctrico. Se me ocurre una idea. Pruebo a mover un brazo.
Uso todas mis fuerzas. Nada. Pruebo a mover una pierna. Lo intento. Y lo vuelvo
a intentar. La quietud es la única respuesta. Noto como mi corazón late
apresuradamente.
Vuelvo a mirar a la izquierda. El que me miraba, lo
sigue haciendo. Fuerzo el cuello para poder verlo mejor en busca de alguna respuesta.
Mi cuello no responde. Mi presión sanguínea aumenta. Miro a sus ojos. Y sé que
sus ojos son iguales que los míos. Y también sé que la expresión que transmiten
sus ojos, es la misma que la que siento yo. Él debe de estar viendo lo mismo en
mí.
Intento de nuevo moverme. Primero un brazo. Luego
una pierna. El resultado es similar al de no haber intentado nada. Me
desespero. Pero sigo sin poder moverme.
Espera. Vi a alguien moverse. Puede que sólo fueran
imaginaciones. Miro a todos lados esperando ver la respuesta. La nada es la
única respuesta a mi mirada.
Espero. Y espero. Y sigo esperando un poco más.
Alguien tiene que poder moverse. Miro a todos lados
pidiendo ayuda. Mis ojos inquieren en los demás. Ya nadie me mira. ¿Habrán
comprendido que tampoco pueden moverse? No puede ser. Alguien tiene que poder
moverse.
No me resigno. Pruebo otra vez a intentar moverme.
Primero el brazo. Luego la pierna. Y no me responden. Todos estamos así.
Parados enfrente a ningún lugar. Sin poder movernos. Y con miradas de
frustración. Y en completo silencio.
La luz que me hiciera abrir los ojos, ahora se
apagaba. La oscuridad se lo está
tragando todo. Fila a fila van quedando en penumbras. Veo como avanza
hacia mi posición. Intento moverme. Pero esta vez más desesperadamente. No
puedo evitar que avance. Y no puedo hacer nada por moverme. Y ese maldito azul
eléctrico acabaría por volverme loca. Y ese condenado silencio rodeándolo todo.
La luz estaba a una fila de distancia. En un segundo
la oscuridad tragó a la fila de delante. Notaba como mi pulso había aumentado.
Se había vuelto loco.
Y la oscuridad me abrazó.
Una luz se enciende.
Abro los ojos. Miro al frente y todos están alineados
en filas. Filas largas y numerosas. O al menos eso era lo que creía. Desde mi
posición no podía verle un final. Todos son altos y delgados. Y también vestidos
con trajes azul eléctrico que chocan de manera violenta contra los ojos. Todos
son iguales. La verdad es que es un poco patético. Todos mirando al frente y
sin moverse. Y silencio. Mucho silencio.
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