viernes, 26 de abril de 2013

I WANNA ROCK: Capítulo 2

Cuando me levanté de la cama lo primero que hice fue mirar el portafotos que estaba sobre la mesilla. No reconocía a nadie de los que allí estaba retratado y me asusté. Escuché a alguien cantar en la ducha y me paré en seco, ¿dónde demonios estaba?
Me palpé las piernas y sentí un tremendo alivio al notar que todavía llevaba los pantalones puestos. Salté de la cama y salí del cuarto buscando la salida. ¿Quién habría recogido a una extraña borracha? Al parecer era una buena persona, porque me había dejado dormir tranquila. Pensé que se merecía algo más que un mutis por el foro y antes de llegar a la puerta de salida mis ojos encontraron un block de notas amarillo, perfecto.
Volví sobre mis pasos hacia el cuarto. Allí, sobre un escritorio desordenado había varios bolígrafos, cogí uno, y apoyandome sobre la mesa escribí 'Gracias, no sé que me hubiera pasado de no haberme acogido, muchas gracias'. 

No me di cuenta de que no se escuchaba a nadie cantar ya, ni tampoco me di cuenta de que la ducha estaba  cerrada. Por eso, cuando una voz me dijo '¿Eso es todo lo que recibo?', di un respingo que hizo emborronar con la tinta todo lo que había escrito.

-Un vómito en la alfombra y una carta de agradecimiento- terminó.
-Emmm... es que yo...
-No eres de muchas palabras, ¿verdad?- dijo mirándome de arriba a abajo.

Mi mente no paraba de dar vueltas, ¿vómito en la alfombra? El chico estaba en la jamba de la puerta, tapado de cintura para abajo con una toalla anudada a la cadera.

-No, no eres de muchas palabras- sentenció el chico.

Me tomó un minuto recomponerme, recordar todo lo que había pasado la noche anterior (las copas, la mirada al otro lado del local, la salida fortuita, la caída en el asfalto...) y tragar saliva (con reminiscencias pasadas de ron) para decirle:

-Lo siento, no... no quería haberte vomitado sobre la alfombra.

Sonreía cuando me dijo 'No te preocupes, no me gustaba nada esa alfombra, ¿cómo estás?'.

-Pues aparentemente bien -dije moviendo las piernas y girando las muñecas.
-Cualquiera diría que has dormido mal con lo que has roncado, chica -dijo riéndose y acercándose a  la mesilla de noche.
-¿He roncado? -dije toda avergonzada.
-No, ¡qué va! Solo bromeaba -dijo con una gran sonrisa hacia mí.

Ante mi sorpresa también reí, nerviosamente he de decir, con lo que mi risa se transformó en una nota aguda cuando vi que estaba poniéndose la ropa anterior y tirando la toalla al suelo.

-Creo que debo irme, seguro que es tardísimo y tendré algo que hacer -dije atropelladamente.
-¿Seguro que te tienes que ir? -me dijo con las manos en las caderas.
-¿Qué intentas decirme? -dije desconfiada. 

Puede que no intentara nada la noche anterior, pero parecía quererlo retroactivamente.

-Nada chica, que te tomes un café solamente. 

Sentí como mis pulmones soltaban el aire lentamente.

-Por cierto, ¿cómo te llamas? Estoy cansado de llamarte chica.
-Me llamo Lucía.
-Encantado -dijo acercándose a mí, todavía húmedo por la ducha-, yo soy Nico.


Mientras sentía el calor de la taza de café admiraba el saloncito.

-¿Y qué es eso que creías que tenías que hacer?
-Pues... en realidad nada -tuve que decir la verdad.

Desde que me mudé a aquella ciudad, aún extraña para mí, había tenido un solo sueño: ganarme la vida con la música. Y el día anterior vi como ese sueño no tenía ningún futuro, ¿quién quería publicar a una pueblerina sin contactos? Pues eso mismo, nadie.

-¿Nada? Algo tendrás que hacer..., ¿no trabajas?
-No, no tengo experiencia de nada, yo vine aquí en busca de un sueño, y cuando vi que de sueños no se vive...
-¿Qué sueño?
-¿Me prometes que no te vas a reir? -dije, y le di un sorbo al café. El asintió con la cabeza expectante- Cantar y publicar un disco.
-No parece nada por lo que yo me pueda reir.
-Bueno, mudarte a la ciudad a lo loco, sin conocer a nadie y pasarte un mes viviendo de las pelusas de debajo de la cama... Yo diría que muy buena idea no es.

Había pasado las de caín para sobrevivir. Las ofertas de trabajo de stripper como que no me llamaban mucho, y para trabajar de camarera era muy patosa.

-Yo te puedo conseguir un trabajo.
-Por favor, no me digas que de camarera porque no valgo para eso.
-No, iba a decirte de taquillera en el pub donde trabajo.
-¿Dónde trabajas?
-En el pub donde nos vimos la primera vez.
-¿Y pagan bien? -dije poniendo mi mejor sonrisa y rezando porque así fuera.
-Depende de la noche, será más cuando haya concierto, y suele haber varios al mes.
-Te debo una -dije muy agradecida a Nico.

Parecía que todo se aclaraba ahora, me sentía alegre y agradecida. Un trabajo en un local que ofrecía conciertos era ¡todo un sueño en sí mismo! Ya no se arrepentía de haber tirado la toalla el día anterior, ahora si que sentía que pisaba fuerte. 'Aquí estoy otra vez' dije repitiéndome en un contínuo mantra que me ayudara a seguir adelante. Tenía trabajo en el que podía conseguir contactos para introducirme en el mundo musical y un amigo, por algo se empezaba.

-No Lucía, me debes dos.

Sonreí para mis adentros y me terminé el café. 

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