lunes, 29 de abril de 2013

MICRORRELATOS III: La Revolución


Hoy por ser lunes os traigo un microrrelato muy especia, éste microrrelato está dedicado a Ana, mi amiga @ANNIKALENNON cuyo blog es Annie Leto into the Wild . La historia es de invención suya, y fue creada para aparecer en una secuencia de una película y que al final quedó descartada (por razones que no voy a especificar), pero antes de desecharla del todo, me dijo que le gustaría que escribiera un relato de aquella historia. Como no quiero que caiga en saco roto, voy a hacer un microrrelato de ésa historia (lo que no significa que no sea relato un día de estos). He de decir que lo he cambiado, para darle mi visión, pero no deja de ser obra de Ana, que quede claro.

Como siempre digo, no hay que echar la carreta delante de los burros, así que todo está por llegar.
_____


Llevábamos ya dos meses encerrados. El señor del valle había acallado nuestro talento a golpe de trabucos y porras. Encerrados en lo alto de la peña negra veíamos a el pueblo, nuestro pueblo, sometido. A nuestros padres, nuestras madres, nuestros hermanos, tíos, primos, sobrinos, abuelos...
Cuatro paredes y un techo, en el que sólamente había un espíritu, el que nosotros manteníamos, día si día también de no rendirnos. Nos daban a elegir entre morir de hambre, encerrados en la peña negra, o vernos sometidos a vivir para el señor del valle y trabajar para él, derrochando nuestro talento en hacer sus panfletos.

Habíamos cinco personas, las que habíamos optado por la primera opción. Jesús era el gurú, el que lo sabia todo, el más fuerte de aquel lugar. Si alguien había hecho temblar los cimientos del señor del valle, ése era él. Antiguo consejero del valle, había vivido en la codicia, hasta que un dia despertó y se quitó la venda. Hubo muchos que no abandonaron su puesto, ésos mimos lo encerraron.
También estaba Adriana y Ana, eras las artistas del pincel. De sus manos sólo salían auténticas obras de arte, con cualquier material podían hacer que te se te pusiera el bello de punta. Juntas, habían llegado de algún ligar de europa del este buscando una bella localización en la que dar rienda suelta a su arte. Un día fueron llamadas a la corte del señor del valle, él quería ser retratado y así, llegar a todos los recodos del valle y ser temido, pero Ana y Adriana no consiguieron llevar el trabajo a cabo. En mi opinión ellas revelaron en el lienzo la peor cara del señor y a éste no le gustó, puede que revelara su verdadera condición y el señor del valle no estuviera preparado para verlo.
También está Gelen, una chica perdida en su mundo la mayor parte de las veces, pero que cuando coge un instrumento, hace que sus letras te lleguen al alma. Ella era nómada, y viajaba de región en región componiendo canciones y ganándose la admiración del pueblo. Cuando llegó al valle fue mandada llamar, el señor quería que actuara para la corte, incapaz de negarse acudió. Las palabras que acunaban la melodía salidas de su guitarra hirieron el corazón del señor, el cual no lloraba nunca. Mandó connvertir a cenizas la guitarra que le había acompañado durante sus viajes.
Y luego estoy yo, la poeta del pueblo. Hasta hace poco publicaba mis poemas y escritos en un periodico del valle. Nunca me ha gustado mucho seguir las corrientes, siempre he escrito al libre albedrío testicular, y como eso no era del gusto del señor, pues aquí me hallo. Pudriéndome en esta 
celda sin rejas, junto a mis otros compañeros de celda, todos luchando por salir victoriosos de aquella situación.

Es curioso cómo la gente que tiene una sola cosa en común puede unirse tanto, y no me refiero a estar encerrados, me refiero a haber sido rechazados de pleno por el señor del valle. Éso es lo que alimenta nuestro espíritu. Hablando de alimentación, te preguntarás qué comemos, pues la respuesta se halla en las mujeres que viven colindando en la peña negra. De vez en cuando nos introducen, todavía no sé como, pan y otros alimentos que agradecemos tanto tener, como todavía respirar. Por cierto, ya es la hora de que nos introduzcan el pan, si no me equivoco, Jesús ya lo tiene en las manos. Al partirlo para repartirnos los trozos algo cae al suelo, algo metálico que hace que nuestros corazones se paren.

Una llave metálica, pesada y antigua está sobre el suelo. Adriana la coge, la sopesa entre sus manos y todos la miramos interesados.

-¿Una llave? ¿Para qué? -dice Gelen.
-Pues para qué va a ser -dice Jesús-. Pruébala en la puerta, ¡rápido!

Adriana, rápidamente atraviesa la distancia y mete la llave en la cerradura, que cede ante la sorpresa de todos. Con fuerza, vuelca todo su peso en empujar la puerta.

-¡Ayudadme!

Ana, la primera en llegar, y todos los demás después, abrimos la puerta con mucho esfuerzo. No han demorado gastos en sellar la puerta, pero aún asi conseguimos abrirla. Y vemos nuestra liberación, y corremos peña abajo gritando consignas antisistema y conseguimos que la gente salga de las casas, es la hora de luchar. Es la hora de la revolución.



2 comentarios:

  1. Joder!! La polaca y yo venimos del este, Jesus que está pa'llá, y bueno... jajaja lo mejor lo de Gelen jajaja una nómada, vamos un juglar de los tiempos modernos... será gallo pedra la Gelen esta... jajaja. En fin, te lo diré por sílabas: ME EN-CAN-TA!!!!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso esperaba que me dijeras la verdad, le he dado otro enfoque para que pareciera diferente y que cada personaje tuviera su propia historia que contar.

      Besis :D

      Eliminar

No hay moderación de comentarios, por lo que te pido que comentes respetuosamente y sin hacer spam. Si faltas el respeto, borraré tu comentario y si haces spam, lo borraré igualmente.
Ante todo, gracias por comentar.
Besis :D