lunes, 27 de agosto de 2012

Capítulo 3: La carreta de heridos #Bandida


>>Yo era una bandida, en cierto modo aún lo sigo siendo. Escapé de esa cruel vida, sabiendo a lo que me exponía, y tuve valor al hacerlo. También influyó la suerte, sin ella no hubiera salido con vida y no estaría relatando mi historia con esas palabras.

 Comenzaré por el principio<<

-¡Maggie! Deja de jugar con la comida –dijo Kate a su hermana pequeña mientras corría detrás de ella-, ¡come!
Hola, me llamo Katherine y esta es mi vida, asegurarme de que mi insufrible hermana pequeña coma- se dijo a sí misma en su fuero interno.
A lo lejos se veía una carreta tirada por un caballo, parece que su padre llegaría temprano.
-¿Estás viendo? –le dijo a Maggie- ¡es papá!
La pequeña carita de Maggie se quedó prendida del horizonte, y de él se desprendía una inmensa nube de humo.

-¡Es pápa, es papá, es papá! –repetía incansablemente la pequeña Maggie.
-Sí, es papá –y mientras le metía comida en la boca, miraba la carreta que llegaba.
Arqueó las cejas, el que la conducía no era su padre, era Vincent, su tío, y parecía algo acelerado. El ruido de los caballos hizo salir a todas las mujeres. Y mientras se acercaba, todo el mundo aguardaba en suspense.
El caballo se paró, y Vincent saltó del caballo rápidamente.
-¡Ayudadme, ayudadme! ¡Traigo heridos!
Todos se movilizaron, el descontrol fue total, caras de preocupación, gritos de desconsuelo, y por un momento Kate se olvidó de donde estaba. A su mente vinieron recuerdos lejanos, un tiroteo que había acabado con la vida de mucha gente, incluida la muerte de su madre. El olor de la sangre  la transportó durante unos instantes, pero rápidamente tomo tierra.
-Maggie, no te muevas de aquí.
Bajó la mirada para asegurarse de que lo entendía y…
-¿Maggie? ¿MAGGIE?
Anduvo entre la muchedumbre que gritaba, se interponía entre ella y su hermana.
-¡Maggie!
Y la encontró, estaba al lado de la carreta, junto en el centro de la ebullición.
-¡Maggie! Te tengo dicho que no corras…-y las palabras murieron en sus labios.

Dentro de la carreta había unos cuantos heridos, Errol yacía inconsciente, la sangre le caía de los oídos y de la boca. Jace gritaba mientras se sujetaba una de las piernas, la cual sangraba profusamente. Garrett ayudaba a sacarlos de la carreta y daba órdenes a las mujeres.
-¡Agua y vendajes, RÁPIDO! –y mientras las mujeres actuaban, miró a la única que no se movía.
-¡Agua y vendajes, he dicho! –y ésta le miró, era Kate. Bajó de la carreta y cogiéndola del brazo le dijo:
-¿Qué haces aquí? Deberías estar preparando catres para los heridos, éste no es sitio para…
-¿Y mi padre? –Kate lo interrumpió y lo miró inquisitivamente.
-Kate vuelve a las cuevas, no es seguro tienes que…
-¿Y mi padre? –dijo de nuevo, y mientras esperaba una contestación mantenía los puños apretados.
-Entra en las cuevas Kate, y llévate contigo a Maggie, ¡vamos! –y diciendo esto agarró a Maggie y las empujó cuidadosamente.
 Kate agarró a Maggie, y dio unos pasos, su corazón latía apresurado y ella estaba inquieta, no sabía dónde estaba su padre, y Garrett no se lo quería decir.
Se dio la vuelta para saber si Garrett seguía mirando, nada, había desaparecido de la vista, y encargó a una de las mujeres que pasaba apesadumbradas por allí la custodia de Maggie.
-Llévala a las cuevas, lejos de los heridos, cuida de ella hasta que yo llegue.
Y en ese momento rodeó la carreta, los caballos relinchaban asustados. Subió al asiento del conductor y separó la tela, cuatro, no cinco hombres. Ninguno era su padre.

Si su padre no estaba en la carreta, y no era ninguno de los heridos, eso sólo significaba una cosa, su padre estaba muerto, no lo habían traído hasta aquí. ¿Dónde está mi padre?
Y esa pregunta sólo le dejaba una opción. Corrió hacia las caballerizas y se lanzó hacia un caballo ensillado, con suerte se habría refrescado y no tendría que parar a descansar, cogió el estribo y empezó a galopar.
La gente se apartaba de su camino, le gritaba, pero ella hacía oídos sordos, no paró de espolear su caballo y se perdió en el horizonte.
                                                                                                                                                                  
*****

Llegados a este punto, pongo en conocimiento de los lectores del blog el nombre de la historia, #Bandida.
Muchas gracias a todos aquellos que habéis entrado en mi blog y os habéis enganchado a mi historia, espero que os guste y sigáis visitando este blog. Muchas gracias.

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