Kate emergió del agua buscando
una bocanada de aire en sus pulmones. Lo que más le gustaba a Katherine del
mundo era el lago. El agua estaba helada, y hacía que tuviera el bello de
gallina, pero no le importaba. Adoraba el tacto del agua y como éste tensaba su
piel. Debajo del agua sentía la ingravidez y le encantaba el poder flotar.
Buceó un par de veces más, y siempre salía del agua sonriendo.
Aún recordaba cómo había
localizado el lugar. Había sido su madre la que había investigado lugares donde
el agua del lago fuera un remanso de tranquilidad, y lo había encontrado.
También había sido ella la que le había inculcado la costumbre de bañarse
desnuda, disfrutando de la libertad que daba el no llevar ropa. Ése había sido
siempre su lugar favorito. En él había pasado los momentos más felices de su
vida con sus padres. Hacía mucho tiempo que la vida no era buena para ella, ni
para todos los demás.
Hacía tiempo que no pensaba en
ello. La vida les iba medianamente bien, un trabajo, una casa decente, en fin,
una vida. Todo el pueblo tenía algo que hacer y a nadie le importaba lo que
hiciera el resto, excepto si mediaba una ofensa. Pese a que fueran acechados
por bandidos de la peor calaña, el pueblo se unía y lograba superar lo que
aconteciera. Había sido su madre, su propia madre la que trastocara esa
tranquilidad.
Ella era la mujer más hermosa
de la ciudad, siempre había sido la mujer más intuitiva de todo el pueblo, y
siempre hacía lo que debía. Debido a este sentido del deber, se casó con John
Dilinger, uno de los más afamados vaqueros, y juntos formaron una familia.
Primero llegó Kate, a la que adoraban y querían, y cuando quedó embarazada de
nuevo, creyó que no se podía ser más feliz.
Lo grave ocurrió después, su
segundo embarazo fue duro, su cuerpo no estaba preparado para un segundo parto,
y pasó varios meses en reposo por orden del médico. Nadie pensaba que lograra
sobrevivir al parto, ni la madre ni la hija. John puso toda su atención en ella
y en Kate, y con cariño y esfuerzo logró infundir esperanzas. Cuando llegó el
momento, la madre de Kate sufrió una grave hemorragia, lo que la dejó
inconsciente y al borde de la muerte durante unos días. Maggie estaba fuerte y
sana, pero su madre pendía de un hilo.
Tras unos días duros, en los
que el temor de que no despertara se infundió a todos los habitantes, logró
despertar y vivir. Pero el entorno no resultaba óptimo, los bandidos acechaban
el pueblo, robaban animales, mataban a quien no le dejara hacerlo y causaron un
gran malestar.
El jefe de la banda, Biggs,
estaba enamorado de su madre desde pequeño y cuando parecía que se recuperaba,
los bandidos la secuestraron y se la llevaron lejos. Muchos de los habitantes
se refugiaron en las montañas con el temor de que decidieran quemar todo el pueblo.
Y así lo hicieron.
No se sabe si ya lo tenían
planeado, o fue su madre la que les dijo donde se escondían. Sólo se sabía que
los bandidos llegaron a las montañas y mataron a mucha gente por sólo el placer
de matar, sin un objetivo concreto. Centenares de hombres mujeres y niños
murieron sin razón, y el resto de la gente vivió con la pena de ver morir a
madres, hermanos e hijos.
Los supervivientes cargaron la
culpa sobre los hombros de John, y sus hijas. Así había sido siempre, al menos
lo que Katherine recordaba, y por el momento no iba a cambiar.
Todos veían en Kate el reflejo
de su madre, hermosa e inteligente, y puede que traidora, sólo el tiempo les
daría la razón.
Y Kate odiaba esa impresión
popular acerca de ella.
Siguió disfrutando de su baño todo
lo que pudo, hasta que decidió salir del agua. La expedición no tardaría en
marchar de nuevo, el lugar no era seguro para nadie. Volvió a bucear, pero esta
vez en dirección a la orilla. Cuando volvió a emerger del agua vio un sombrero
tras la gran roca.
Se quedó paralizada y quieta.
Detrás de aquella roca había alguien.
-¿Quién hay ahí?
De detrás de la roca salió
Garrett, la sorpresa fue mayúscula para Kate.
-¿Y tú qué haces ahí?
-¿Yo? La pregunta es, ¿qué
haces en el lago, desnuda? –dijo enfatizando la última palabra- Sabes que no es
seguro, ¿no?
-Sí lo sé, iban a ser sólo unos
minutos.
Garrett sonreía, pese a lo que
pensara sobre la seguridad de Kate, ella no dejaba de sorprenderlo.
-Será mejor que salgas antes de
que alguien te vea.
-Alguien más, dirás.
Y Garrett rió más fuerte.
-Apártate de la orilla, no
quiero que me veas desnuda.
-¿Otra vez? –y volvió a reír.
La cara de Kate se veía roja de
rabia, podría haber hecho hervir toda el agua del lago de habérselo propuesto.
-¿Qué has visto qué? –dijo Kate
-Tranquila –continuó Garrett,
esta vez doblado sobre sí mismo-, no he visto nada. Te lo aseguro.
Kate no se fiaba, pero no le
quedaba otra opción que creerle.
-Ponte de espaldas, si no, no
saldré.
-De acuerdo, de acuerdo –dijo
Garrett dándose la vuelta y permitiéndole algo de privacidad.
Y entonces oyó gritos, gritos
lejanos que ascendían. No eran lo suficientemente claros como para asegurarlo,
pero daría todo lo que tenía por apostar a que esos gritos venían del otro lado
del bosque.
-No hagas ruido –le dijo a
Kate-, oigo algo al otro lado del bosque.
Kate salió todo lo rápido que
pudo sin hacer ruido, y se pasó el vestido por encima de la cabeza. Cuando
estuvo tapada preguntó.
-¿Qué ocurre?
Garrett se había alejado unos
pasos, se volvió y se pudo su dedo índice sobre los labios pidiéndole a Kate
que mantuviera silencio.
Kate, consiguió ponerse las
botas sin levantar las hojas del suelo, y fue hasta donde se encontraba
Garrett. Se puso de puntillas, y por encima de su hombro veía como las mujeres
huían despavoridas, el sonido de las balas llenaba el ambiente. Kate dejó
escapar un pequeño gritito de entre sus labios que hizo que los pájaros de los
árboles levantaran el vuelo. Garrett la cogió y le tapó la boca con una mano,
con la mirada todavía en el otro lado del bosque vio como algunas mujeres
morían. Es la banda de Biggs, pensó
Garrett.
*****
Como siempre dar las gracias a Judith Belieber por su apoyo. Podéis seguirla en Twitter @judithbelieber . Podéis seguir #WhiteHorse .
Muchas gracias por seguir confiando en mí, y por seguir leyendo #Bandida.
Me ha encantado como siempre. Gracias a ti. Mañana publicaré el capítulo 8 de #WhiteHorse
ResponderEliminar