viernes, 21 de diciembre de 2012

El camello atado

Una caravana que iba por el desierto se detuvo
cuando empezaba a caer la noche.

Un muchacho, encargado de atar a los camellos,se 
dirigió al guia y le dijo:
 
-Señor, tenemos un problema. Hay que atar a veinte
camellos y sólo tengo diecinueve cuerdas, ¿qué
hago?
 
-Bueno, -dijo el guía-, en realidad los camellos no son
muy lúcidos. Ve donde está el camello sin cuerda y haz
como que lo atas. El se va a creer que lo estás atando
y se va a quedar quieto.
 
El muchacho así lo hizo. A la mañana siguiente,
cuando la caravana se puso en marcha, todos los
camellos avanzaron  en fila. Todos menos uno.

-Señor, hay un camello que no sigue a la caravana.

-¿Es el que no atastes ayer porque no tenías soga?

-Sí, ¿cómo lo sabe?

-No importa. Ve y haz como que lo desatas, si no va a
creer que sigue atado. Y si lo sigue creyendo no
caminará.
 
_________

Este cuento ilustra de que forma los límites no los
impone la realidad, sino nuestras propias creencias.
Somos como el camello, atados sin cuerda a nuestra
mente.



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