Hay momentos en los que no puedo evitar poner en duda todo: mi valía,
mis sueños, mis esperanzas, mi esfuerzo, mi feminidad, mi madurez... No
alcanzo a comprender lo que sucede dentro de mí; a veces soy capaz de
encontrarme en un verde claro y otras veces, mi "yo" se esconde entre la
niebla, aullando el dolor de la incomprensión del cuerpo y la mente que
la poseen.
Y lo intento. No sonrío por ocultar mi sonrisa, no se confunda. Sonrío
por enfrentar aquello que me apena. Los ojos llenos de lágrimas no me
dejarán ver el sendero por el que paseo (aunque ciertamente, una sonrisa
tampoco. Pero quizás lo haga más llevadero...)
Soy capaz de mirar al frente, sin saber realmente hacia donde estoy
caminando "¿Hacia dónde se aventuran mis pies?" me pregunto incansable.
La respuesta es el silencio de aquel que no sabe que decir...
Me veo a través de los demás: a través de los ojos de un hombre, a
través de los de una mujer, a través de los de un niño, de los de un
padre o de los de un ser amado... Me pregunto cuándo será el día en el
que pueda abrir los ojos y verme. Verme YO A MÍ MISMA.
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