-Verás, la habitación es la más pequeña de la casa -me decía Ana mientras se apoyaba en varias cajas de whisky- pero también vas a pagar menos.
-Es razonable -dije, y con el rabillo del ojo vi como los miembros del grupo Crow desalojaban el backstage.
-Mañana quedamos a las cuatro de la tarde en el Club Cadillac y allí hablamos del contrato y de cuando te mudas, ¿de acuerdo?
-Si claro.
-Pues yo me voy ya, ¡que pases buena noche! -dijo despidiéndose con la mano.
Intenté ver hacia donde habían ido a parar los Crow, en ese momento no podía desperdiciar el momento. Joe Lightning, vocalista de la banda entraba en una sala acompañado de un puñado de grupis. 'Todos son iguales' pensé y me volví.
Intenté ver hacia donde habían ido a parar los Crow, en ese momento no podía desperdiciar el momento. Joe Lightning, vocalista de la banda entraba en una sala acompañado de un puñado de grupis. 'Todos son iguales' pensé y me volví.
En ese momento entró en el almacén Nico, que cargaba con varias cajas de ron en los brazos.
-Espera que te ayudo -me ofrecí.
-No, déjalo, pesan demasiado -dijo dificultosamente mientras las apilaba.
-Bueno, ¿que tal?
-¿Ana? Muy maja.
Nico sonrió y se echó el pelo hacia atrás en un gesto nervioso.
-¿Nos vamos? Todavía tenemos que decidir quién duerme en la cama y quién en el suelo.
No pude no evitar reírme, Nico había hecho todo lo posible por mi. Me había dado empleo aún cuando yo en un mes no lo conseguí, y cobijo cuando no lo tenía. Nico era un amigo estupendo.
Tirada en la cama miraba hacia el techo, no podía dormir. Me dolían los oídos del volumen de la música dentro del club, y todavía no me recuperaba de haber visto tan de cerca a los Crow, y sobre todo de haberlos visto en directo.
-No te preocupes -dijo Nico desde el salón-, se te pasará cuando te acostumbres.
Estaba claro que sabía lo que decía, él mismo debió tener este insoportable zumbido metido en la cabeza, y ya trataba indiferentemente a la gente que allí actuaba.
-¿Cuándo te desapareció el zumbido? -le pregunté.
-No he dicho que desaparezca, he dicho que te acostumbras.
No pude evitar sonreír, y sé que él mismo también estaría sonriendo.
La luz que entraba por la ventana y me daba directamente en la cara no me dejaba dormir, ¿cómo era posible que fuera ya de día si no habían pasado ni...? Miré el reloj de la mesilla de Nico, las nueve de la mañana. Había estado como tres horas mirando al techo y sin poder dormir. Desde el salón me llegaban los ronquidos de Nico, ¡con que era yo la que roncaba!
Cambié de posición y el sueño me tapó con una manta de la que no me pude escapar, y me dormí.
La luz del mediodía me daba en la cara otra vez, me habría girado mientras dormía. Intenté moverme pero algo me lo impedía, una mano en mi cintura, un cuerpo detrás de mí. Vaya, parece ser que Nico no había aguantado mucho tiempo en en el sofá. Lo oía respirar detrás de mí, y a pesar de la luz en mi cara y gracias al sonido candencioso de la respiración de Nico, volví a quedarme dormida.
Cuando volví a despertarme, mi cabeza estaba apoyada sobre el pecho de Nico. Poco a poco me di cuenta donde estaba y me levanté sobresaltada. Nico ya estaba despierto.
-No quería sobresaltarte, pero por fin estabas durmiendo bien, has pasado toda la noche dando vueltas.
Me recosté sobre la almohada y me desperecé, me asomé al reloj y eran las tres de la tarde. Automaticamente me levanté de la cama.
-¿Cómo he podido dormir hasta tan tarde? -dije mientras rebuscaba en mi pequeño petate ropa para ponerme.
-Porque no pudistes dormir en toda la noche.
-Si, ya, ¿y tú? ¿No ibas a dormir en el sofá?
-Si, y lo hice unas horas, pero mi cama es mucho más comoda -me dijo aún tirado en la cama.
-Voy a ducharme, he quedado con Ana en una hora y ni siquiera hemos comido.
-Eso déjamelo a mí.
Dejé que el agua me cayera lentamente.
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