sábado, 18 de mayo de 2013

MICRORRELATOS V: San Blas




No sé si ya te has imaginado algo al leer 'San Blas', si piensas que es sobre la leyenda de la mujer que esperó dia tras dia a su amado en el muelle de san Blas con el traje de novia, has acertado. Este microrrelato está inspirado no, inspiradísimo en 'El muelle de san Blas' de Maná, cuya historia estan triste como preciosa la canción. No he querido indagar mucho en este tema, la historia la conocemos todos, solamente he hecho un desdoble, ¡espero que te guste!
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Mientras despedía con la mano a su amor, las lágrimas rodaban por su rostro dejándola empapada. El barco se alejaba y ella no podía parar de llorar, sólo la esperanza de que al cuarto día volvería para casarse con ella alimentaba su alma.

Pasaron horas y empezó a atardecer, hacía ya tiempo que el barco se había perdido en la inmensidad del mar, y Rebeca seguía allí, en el muelle. Los paseantes que llegaron a la costa para admirar el atardecer, compadecieron a aquella pobre chica, que seguía mirando a la profundidad del mar con lágrimas en los ojos. 

Cuando la noche comenzaba a devorar todo a su paso y la luna ya se reflejaba en el mar, la chica abandonó el muelle y fue hasta su casa, no muy lejos de allí. Ya en casa, cogió el portafotos donde estaba el retrato de su amado y fue hasta la cama y se acostó. La imagen de aquel que había tenido que partir le acompaño durante toda la noche.


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Al subir al barco, vio a Rebeca. Ella estaba en el borde del muelle, despidiéndose de él agitando el brazo. El sonrió y la miró, estaba hermosa aún con lágrimas en los ojos, "no llores, que pronto vendré y me casaré contigo" pensó. Su viaje era más corto de lo acostumbrado, pero más peligroso (si eso era posible). Era muy difícil saber cuando volvería, pero sintió una tremenda alegría cuando vio la cara de felicidad que se le quedó a ella al contarselo, "tan solo cuatro dias mi amor".

Mientras el barco se iba distanciando más y más, el contorno de Rebeca se iba fusionando con el muelle, qué manera más extraña de conjurar la materia, pensó, y abandonó la cubierta.




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